Volé con la compañía Cathay Pacific y después de quince horas de vuelo más dos horas de escala en Hong Kong llegué a mi destino….Tokio me estaba esperando!
Día 1 Norte y Centro de Tokio
Lo primero que hice fue cambiar algo de dinero en el aeropuerto para poder coger el Narita Express que me llevaría a la estación central de Tokio, allí compré la tarjeta Suica, tarjeta monedero recargable para usar en la red de transportes de la ciudad.
Mi hotel estaba cerca del famoso barrio de Akihabara, así que mi primer paseo fue por estas calles bulliciosas, llenas de locales de electrónica, videojuegos, tiendas manga y anime.
La parada para comer fue en un típico local de barra giratoria donde desfilaban miles de platillos de deliciosos makis, sushis, nigiris, tempuras y demás especialidades.
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El Parque de Ueno, se encontraba cerca, era ideal para dar un paseo, ver los estanques y visitar después el Templo de Asakusa (o Senso-ji) uno de los más emblemáticos de la ciudad.
Bajando para el centro de la ciudad, llegué a tiempo de visitar el impresionante Palacio Imperial con sus bonitos jardines de bambú.
Era hora de regresar al hotel después de un día intenso y agotador pero tan emocionante!!
Día 2 Sur y Este de Tokio
Una nueva mañana en Tokio, merecía la pena madrugar para no perderme una de las subastas de pescado más sonadas y desayunar sushi fresco en el mercado de Toyosu.
Muy cerca del mercado se cogía el moderno monorail sin conductor que cruzaba el Rainbow Bridge que une el centro de Tokio con la isla de Odaiba, este trayecto me permitió ver unas bonitas vistas de la bahía y uno de los mejores Skyline de Tokio.
Fuji TV con su mirador en forma de gran esfera, grandes centros comerciales y una réplica de la Estatua de la libertad me tuvieron entretenía por un buen rato.
De regreso al centro decidí visitar una de las zonas más modernas y exclusivas de Tokio.
Me encontré con los Jardines Hamarikyu, un remanso de paz en medio de la ajetreada ciudad, recorrí los Barrios de Shinbashi y Shiodome que parecían sacados del futuro con sus pasos elevados, terrazas a varios niveles y cientos de rascacielos.
Me perdí por los escaparates de firmas de lujo y restaurantes del barrio de Ginza y el complejo de ocio de Roppongi Hills. Finalicé mi visita en la famosa Torre de Tokio.
Día 3 Oeste de Tokio
Tercer día en la ciudad, estaba emocionada….hoy vería el cruce peatonal más famoso del mundo!! Bajé en la estación de metro de Shibuya y nada más salir me encontré con la estatua de Kachiko, el perro más fiel de la historia.
No pude resistirme a cruzar los pasos peatonales varías veces, esquivando a cientos de personas en plena hora punta, pero la mejor vista de pájaro la disfruté desde la segunda planta del Starbucks, era increíble tanta sincronización!
Después de un paseo por Yoyogi park y ver a unos cuantos rockabillies tokiotas llegué a la calle Takeshita, peatonal los fines de semana y abarrotada de gente que busca merchandising de idols japoneses, complementos, tiendas de todo a 100 yenes, lencería, cafeterías, perfumerías, etc.
Mi objetivo era llegar a el Templo Meiji uno de los santuarios sintoístas más conocidos de Japón, pase gran parte de la tarde paseando por los bosques, atravesando Toriis gigantes de madera y cobre y haciendo alguna ofrenda imitando alguno de los rituales.
Para terminar el día decidí subir al mirador gratuito de las Torres del Gobierno Metropolitano y ver la mejor panorámica de la ciudad. Ya de regreso me entretuve en el barrio de Shinjuku lleno de rascacielos, centros comerciales y grandes almacenes, restaurantes, cines, salones de karaoke.
Día 4 Escapada a Kamakura desde Tokio
De todas las excursiones que se pueden hacer desde Tokio me decanté por Kamakura, quería viajar en el antiguo, retro y nostálgico tren Enoden que recorre la costa en un trayecto de 10 km en un único sentido; sus vías estrechas atraviesan casi rozando las casas de particulares.
En menos de 30 minutos ya estaba allí, plantada frente aquella inmensidad de buda que me dejó impresionada durante un buen rato. Pude ver entre los muchos templos y santuarios de la zona el templo Hase-dera, con un precioso jardín y miles de estatuas JIZO que son pequeñas deidades guardianas de los niños fallecidos.
Paré para comer en la calle Komachi, estaba llena de cafeterías, tiendas de recuerdos y artesanía local y pequeños restaurantes.
Era hora de regresar a Tokio y seguir disfrutando de las últimas horas de la ciudad.
Día 5 Hakone
Y llegó el día de activar mi Japan Rail Pass!! Tenía 7 días por delante para disfrutar de trayectos en trenes como los famosos Shinkansen (bala) entre otros.
Hakone está a una hora y media de Tokio y es una región montañosa donde se puede disfrutar de la naturaleza, baños termales u onsen, disfrutar de un crucero por el Lago Ashi en barcos tradicionales, ver Toriis flotantes y si el tiempo lo permite montar en telesférico para ver el majestuoso Monte Fuji. Yo no tuve esa suerte pues amaneció muy nublado…tendré que volver!
Para hacer una ruta completa adquirí la Hakone free pass que me permitió acceder a todos los trasportes privados de la zona.
Después de un buen plato de fideos soba me apetecía llegar a mi alojamiento, hoy dormía en un Ryokan!!
Me recibieron amablemente con una taza de té caliente y un dulce típico hecho al vapor, me dieron mi Sakata, me explicaron cómo se ponía correctamente y prepararon mi futón en el suelo.
No sé si sería la novedad, la calidez de aquella habitación o el cansancio acumulado pero dormí profundamente.
Día 6 Takayama
Me adentraba aún más en las montañas, hacía el norte y en un trayecto casi de 4h en tren pude disfrutar de una naturaleza exuberante, ríos y aldeas con casas típicas de estilo japonés (casas de forma triangular con tejados de paja muy inclinados para soportar el peso de la nieve).
Takayama es una ciudad pequeña con su casco viejo, tres calles principales con casas típicas del periodo Edo. Muchas de ellas ahora convertidas en negocios familiares, tiendas de artesanía, dulces y pequeñas destilerías de Sake.
La parada para comer hoy era obligatoria en algún restaurante para probar la famosa ternera de Hida y puedo asegurar que no me defraudó, autentica mantequilla…
En esta localidad se cierra todo muy temprano así que lo programé para probar un onsen, relajarme y tomar una cena tradicional en mi Ryokan.
Día 7 Kioto
El Japón más tradicional me esperaba, iba a disfrutar de miles de templos, gheisas, casas tradicionales, bosques de bambú, ciervos sagrados, miles de toriis y una gastronomía espectacular.
Después de 5 h de trayecto llegué a mi hotel en el centro, en la estación de metro compré el ticket para usar el Tren Eléctrico Randen, que recorre en dos líneas norte y sur de la ciudad, haciendo parada en los templos más significativos.
Mi prioridad era ver el famoso Pabellón Dorado. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad y es increíble verlo desde fuera con sus paredes de las dos plantas superiores recubiertas de pan de oro.
Para aprovechar bien el tiempo que me quedaba decidí ver lo más cercano a mi hotel, en la parte Este de la ciudad tenía varios puntos turísticos que no me podía perder como el Castillo de Nijo y el famoso Palacio Imperial.
Disfruté ya de noche del Barrio de Gion, uno de los barrios de geishas más conocidos con miles de casas de té, ver el Santuario Yasaka iluminado fue precioso y terminé mi paseo en el barrio de Pontocho, preciosas casas de gueishas y multitud de restaurantes tradicionales.
Día 8 y 9 Kioto Norte y Sur
Tenía dos días por delante y había que organizarse bien, de la zona sur de Higashiyama tenía muchas ganas de ver el Templo Kiyomizudera, Patrimonio de la Humanidad en 1994, pasé buena parte de la mañana visitando el conjunto de templos.
Bajando por calles comerciales y miles de cuestas llegué a el Templo Kodaiji famoso por sus preciosos jardines, las casas de té y su bosque de bambú. El Santuario Yasaka, siempre era mi referencia. De camino vi la puerta del Templo Tokeiji que suele estar muy bonita decorada con flores y el Cementerio Higashi Otani.
Volví a la estación para ver la zona norte de Higashiyama, atravesé el Parque Maruyama sin detenerme mucho aunque me hubiera gustado pero tenía que ver el Templo Chionin antes de su cierre y al ser tan grande me llevaría ya el resto del día viendo sus 106 edificios situados a los pies del monte Kachozan.
Para el siguiente día tenía programada la vista del Santuario de Heian Jingu, muy fácil de distinguir por el gran torii rojo que hay en la entrada.
Después di un agradable paseo e hice un pequeño descanso en el Canal Okazaki hasta llegar al Templo Nanzenji.
Un curioso lugar fue la Cuesta de Keage, una calle empinada con unos raíles para que antiguamente los barcos pudieran pasar de una zona a otra.
Mi meta era llegar al Templo Eikando situado en uno de los extremos del Camino de la Filosofía, un agradable paseo de 2km de largo lleno de pequeñas tiendas de artesanía, galerías de arte, cafeterías, templos y santuarios.
Ya de regreso, mi cita era obligada como todas las noches cenaría en el barrio de Pontocho antes de regresar al hotel a descansar.
Día 10 Nara y Fushimi Inari
Y llegó el día en que por fin vería uno de los escenarios favoritos de la película que tantas veces había visto, Memorias de una Geisha!
Fushimi Inari, al sur de Kioto es el principal santuario del país dedicado al diosa Inari. Recorrí un pasadizo de 4 km de toriis colocados uno detrás de otro hasta llegar a la cima del Monte Inari donde se le hace la ofrenda a esta deidad de la fertilidad y agricultura.
Tenía la tarde para visitar Nara, desde Kioto tarde 45 minutos en llegar y aunque sabía que no podría visitarlo en profundidad me conformaba con dar un paseo por el parque y dar de comer a los ciervos sagrados que andan a sus anchas por todo el parque haciendo graciosas reverencias a los turistas.
Di un paseo por el parque y visité algunos templos entre ellos el más destacado es el Todaiji con su estatua de Gran Buda y su puerta Nandai – Mon.
Volvía a Kioto, hoy había sido un día muy aprovechado!
Día 11 Arashiyama
Para mi último día en Japón había reservado otra de las excursiones que desde Kioto se pueden hacer en un trayecto en tren de 20 minutos, llegaba Arashiyama, famosa principalmente por su famoso bosque de bambú y su templo Tenryuji, sin duda, el templo más impresionante. Podría a ver visto unos cuantos templos más pero me apetecía mucho coger el tren escenico de Sagano que me llevaría a Kameoka disfrutando de unas vistas impresionantes, después regresaría en una barcaza por el río Hozú.
De vuelta al centro de Arashiyama, crucé el puente Togetsukyo para llegar al parque de los macacos de Iwatayama, desde donde podemos disfrutar de bonitas vistas de la ciudad, además de ver a varios macacos rondar por ahí.
No podía marcharme sin probar sus famosos donut de Tofu, así que de regreso a Kioto disfruté de esa delicia!
Era mi última noche en Japón y no quería marcharme sin volver a pasear por mis barrios favoritos Gion y Pontocho…
Día 12 Kioto – Kansai
Mi vuelo de regreso salía temprano por lo que decidí contratar un traslado que me llegaría al aeropuerto de Kansai. Me quedaba un largo trayecto hasta llegar a casa dormí la mayoría de tiempo por cansancio y emoción acumulada.
Sin duda había sido un viaje muy intenso, regresaba con mil recuerdos e imágenes preciosas, experiencias muy enriquecedoras que hacen del “País del Sol Naciente” uno de mis preferidos por ir de lo más moderno a lo más tradicional, por la gentileza y educación de sus gentes, por una gastronomía sin igual y por el misterio que encierra una cultura tan diferente a la nuestra…desde luego es un lugar que no deja indiferente!
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